Vista aérea de la cima del volcán
Novarupta, en Alaska
(fotografiado en 1987 por G. Iwatsubo)
Los trabajos internos del "invierno volcánico"
(ejemplificado por Alan Robock)
EL NOVARUPTA, en ALASKA
está siendo estudiado por el GISS (Instituto Goddard de Estudios Espaciales)
La violenta erupción de un volcán a principios del siglo pasado podría ayudar a los científicos a explicar los cambios climatológicos actuales.
Octubre 21, 2006:
En junio del año 1912, el Novarupta —uno de los integrantes de una cadena de volcanes en la península de Alaska— entró en erupción y esto dio origen a una de las mayores explosiones del siglo XX. Fue tan potente que incluso "robó" magma de otro volcán, el Monte Katmai, situado a nueve kilómetros de distancia al Este, provocando que su cumbre colapsara formando una caldera de casi ochocientos metros de profundidad.
El Novarupta expulsó casi 12.500 millones de metros cúbicos de magma y cenizas que al caer cubrieron un área de 7.800 kilómetros cuadrados con una capa de más de treinta centímetros.
A pesar de que la erupción fue comparable a la famosa del volcán Krakatoa en Indonesia en 1833 y tan cercana a la costa de los Estados Unidos, no tuvo mucha repercusión en su época debido a que se trataba de un área muy alejada de la gente angloparlante.
Y ahora, casi cien años después, los científicos están interesados.
Novarupta está situado cerca del Círculo Polar Ártico y su impacto sobre el clima parece ser muy diferente al provocado por los 'ordinarios' volcanes tropicales, de acuerdo con las más recientes investigaciones de los climatólogos, utilizando un modelo informático de la NASA.
Cuando un volcán entra en erupción en algún lugar del mundo, hace más que expulsar nubes de cenizas, lo que puede ensombrecer la zona y enfriarla durante días. También expele dióxido de azufre. Si la erupción es muy vertical es capaz de lanzar ese dióxido de azufre a la estratosfera a más de 15 kilómetros de altura.
En la estratosfera, el dióxido de azufre reacciona con el vapor de agua para formar aerosoles de sulfato. Como estos aerosoles flotan a la misma altura que lo hace la lluvia, no se eliminan. Se mantienen en el aire reflejando la luz del Sol y enfriando la superficie terrestre.
Esto puede crear un tipo de "invierno nuclear" (más conocido como "invierno volcánico") que dure un año o más tras la erupción.
En abril de 1815, por ejemplo, entró en erupción el volcán Tambora en Indonesia. El año siguiente, 1816, fue llamado "el año sin verano" cuando nevó en varias zonas de los Estados Unidos durante el mes de julio.
Incluso la pequeña erupción de 1991 del Pinatubo en Filipinas enfrió considerablemente la temperatura media del hemisferio norte en el verano de 1992.
Ambos volcanes, al igual que el Krakatoa estaban en el trópico.
Novarupta está ligeramente al sur del Círculo Polar ártico.
Empleando un modelo informático en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS), el profesor Alan Robock de la Universidad Rutgers y sus ayudantes descubrieron que los efectos del Novarupta deberían haber sido diferentes. (Su investigación fue patrocinada por la Fundación Nacional de Ciencias).
Robock explica: "La circulación media en la estratosfera va del ecuador a los polos, así que los aerosoles de los volcanes tropicales tienden a extenderse en todas latitudes al Norte y al Sur del ecuador". Los aerosoles viajarían rápidamente a todas las partes del globo terráqueo.
Sin embargo, el modelo climático del GISS de la NASA mostró que los aerosoles de una erupción en el ártico como la del Novarupta tienden a permanecer al norte de los 30ºN —lo que significa, no muy al sur de la parte continental de los Estados Unidos o Europa. En realidad se mezclarían con el resto de la atmósfera terrestre muy lentamente.
Este embotellamiento de los aerosoles del Novarupta en el Norte se sentiría, de forma bastante extraña, en la India. De acuerdo con el modelo informático, la explosión del Novarupta habría debilitado el monzón de verano en la India, produciendo un "verano anormalmente cálido y seco sobre la parte norte del país", dice Robock.
¿Por qué la India? El enfriamiento del hemisferio Norte por Novarupta desencadenaría una serie de eventos involucrando temperaturas terrestres y marinas, el flujo de aire sobre el Himalaya y, finalmente, las nubes y la lluvia sobre la India. Es diabólicamente complejo y ese es el motivo por el que se necesitan supercomputadoras para hacer los cálculos.
Para comprobar los resultados, Robock y sus colaboradores están ahora examinando los datos sobre el tiempo en Asia, India y África que hubo en 1913, el año posterior a la erupción del Novarupta.
También investigan las consecuencias de otras erupciones en latitudes altas en los últimos siglos.
¿Necesitan vigilar los hindúes los volcanes árticos? El ordenador del GISS dice que sí.
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