"NON SERVIAM"
No en la juventud, tampoco en la adolescencia, sino en la infancia fue cuando, por vez primera, me sentí atraído por la figura perturbadora de Luzbel.
Entonces no era más que un relámpago, un deslumbramiento inconsciente. Una pulsión. Sin más teoría, especulaciones ni reflexión.
Únicamente sentía un imán, hacia aquel ser que había viajado de la Luz a las Tinieblas.
Fue después cuando, al margen de connotaciones religiosas de cualquier signo, ya con alguna experiencia de la vida y la literatura, vislumbré, consciente, el arriesgado alcance de mi elección.
Peligrosa y definitoria" .... "El lucero de la mañana, el más hermoso entre los ángeles, prefería lo ignoto al Paraíso".
Yo me identificaba con aquel momento, turbador y bellísimo, en el que el espíritu puro se mira en un espejo y pronuncia la frase que inaugura las rebeldías:
-Non Serviam. Y se subleva.
-No serviré. Se subleva al contemplarse y tener conciencia de ser. Ser uno y diferente.
-¿Por qué he de servir?
No se resigna a estar como reflejo emanado, quiere mudar el verbo “estar” en “ser”, mirar la otra cara de la luna. La que silba a los enamorados, los locos y los poetas.
No acepta la dulce servidumbre, la eternidad en sumisión y en alabanza.
No le colma esa, al parecer, felicidad suma de la contemplación.
Y aun cuando su arriesgada elección signifique la pérdida del favor del Todopoderoso, el abandono del Paraíso, la renuncia al orden ortodoxo, con la seguridad y tranquilidad que conlleva, el ángel se rebela.
Y el espíritu puro es ya matérico, corpóreo, táctil, impuro.
Germen de toda tentación.
Atreverse a elegir, osar en esas circunstancias, es ya toda una lección insuperable de rebeldía.
Y él rompe el cristal, quiebra el reflejo, lo triza. - " No serviré."
Deja la luz, y cae.
Pero acaso ¿no es en los fondos más profundos en donde se genera una luz propia?
Ahí están para demostrarlo los peces abisales. Su brillo no es mera reverberación del resplandor de otro astro, sino que, tan hondo han llegado, tan a la oscuridad, que han generado su propia luz, su luz propia.
Así el conocimiento.
"NON SERVIAM". Y no se olvide que, a aquel ángel, le siguieron legión.
Y no cayó, al contrario, su decisión y sus palabras lo hicieron ángel fieramente humano "NON SERVIAM".
Juan Cobos Wilkins
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