AFP - martes, 12 de junio
PARÍS (AFP) - Poéticos y novedosos para unos, dispendiosos y de mal gusto para otros, los funerales en el espacio tienen un radiante futuro: el lanzamiento al espacio sideral hace diez años de las cenizas del creador de la serie de televisión Star Trek fue seguido de más de 300 "entierros celestiales".
Después de las de Gene Roddenberry fueron lanzadas al espacio las cenizas del astrónomo norteamericano que descubrió Plutón, Clyde Tombaugh; las del astronauta Gordon Cooper, las del actor James Dooohan, intérprete de Star Trek, y las del descubridor de cometas Eugene Shoemaker, que fueron enterradas en la Luna.
Pero, además de ellos, muchos desconocidos prefirieron que su "última morada" fuera el espacio.
En 2012, podrán realizarse hasta 10.000 funerales espaciales por año, según la firma Space Services de Houston (Texas), vanguardia de este negocio insólito pero sumamente prometedor.
"Las personas de la generación del 'baby-boom' no tienen la misma concepción que sus padres de la huella que van dejar de su vida", sostiene uno de los directivos de Space Service, Charlie Chafer.
"Los funerales solemnes y el entierro junto a la tumba de la abuela siguen teniendo todavía sentido para mucha gente, pero hay también muchas personas que quieren que el lugar de memoria sea para ellos el de la actividad que fue importante en su vida. No nos sorprende el éxito de esta actividad, porque el espacio fascina", afirma.
El lanzamiento al espacio concierne solo una cantidad simbólica de unos gramos de ceniza colocada en una cápsula embarcada en un satélite comercial o científico, que vende el limitado espacio de que dispone.
Uno de los servicios propuestos por la firma, 'Earth Return Service' ('Servicio de regreso a la Tierra'), permite enviar las cenizas al espacio, a una altitud de 115 kilómetros, y recuperarlas después de que vuelven a la Tierra en paracaídas. Su costo es de 495 dólares por gramo y 995 dólares por 7 gramos.
"Devolvemos la cápsula en una caja muy bonita con un certificado que garantiza que papá, mamá o el primo fue al espacio y después volvió a la Tierra", cuenta sonriente Chafer.
Por 1.295 dólares el gramo (4.955 los 7 gramos), la firma propone también poner las cenizas en un satélite colocado en órbita baja, para que permanezcan dando vueltas alrededor de la Tierra entre 10 y 200 años, según la altitud. Al final del viaje, las cenizas serán consumidas por el fuego producido por la fricción del satélite con la atmósfera.
Seis de estos vuelos han sido organizados hasta ahora, y un séptimo está previsto en octubre. Este último llevará las cenizas de 300 personas de diversas nacionalidades (estadounidenses, canadienses, alemanes, japoneses y austríacos).
En proyecto aún, la firma prevé una operación aún más ambiciosa: el lanzamiento de satélites de ataúdes espaciales alrededor del Sol por la eternidad, como si fueran cometas.
La competencia empieza ya a ser ruda en esta actividad inventada por la firma Celestis, predecesora de Space Services.
Una empresa canadiense, Columbiad Launch Services, firma ya los contratos para el lanzamiento de un proyectil balístico que ascenderá a 250 km en el espacio. Las cenizas transportadas en él serán dispersadas en el espacio y caerán poco a poco a la Tierra. El coste es de 12.500 dólares por la totalidad de las cenizas producidas por la incineración del cuerpo, unos tres kilos.
Pese a su relativo éxito, los funerales espaciales no son una opción convincente para mucha gente, y más cuando ciertas religiones se oponen todavía a la incineración de los cuerpos.
El astronauta francés Jean-François Clervoy, veteranos de los vuelos espaciales norteamericanos, es un entusiasta partidario de este tipo de funerales. "Me gusta la idea de que hemos nacido de polvo de estrellas y que, al final, volvemos a la tierra como polvo de estrellas", dice.
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