CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR TEXTO SOBRE EL "AORUNGA", EN EL SAHARA
______________________________________________________________
Como descubrir impactos de asteroides.
La historia real del descubrimiento de dos cráteres de impacto por Emilio González. Actualizado 13 de Marzo, 2006.
____________________________________________________________________
En este artículo encontrarán la historia paso a paso del descubrimiento de dos cráteres candidatos a ser el resultado del impacto de asteroides contra nuestro planeta, y como además pueden ayudar a verificar una teoría de una geóloga de la NASA (la probable cadena de impactos alineados con el Aorunga).
Explica Emilio González:
El 6 de Marzo anunciaron el descubrimiento de un cráter de impacto en Kebira, Egipto, cerca de la frontera con Libia, de 31 km de diámetro por parte de investigadores de la Universidad de Boston.
EL día 8, utilizando el programa Google Earth decidí comprobar como se vería este cráter, pues las imágenes por satélite que ofrece este programa varían en calidad de un lugar a otro. Lo lógico habría sido pensar que su figura sería difícil de distinguir y que por ello no había sido descubierto hasta el momento, pero siguiendo la descripción del artículo me dirigí a la frontera entre Egipto y Libia, y en menos de un minuto localicé perfectamente la figura del cráter.
El cráter Kebira desde 30 km de altura
La pregunta que surgió de inmediato fue ¿Y nadie se había dado cuenta antes? ¿Cómo puede una estructura como esa, de 31 kilómetros, pasar desapercibida? Así que me propuse explorar un poco los alrededores por si hubiera otras estructuras similares.
Justo había pasado ya Libia y entraba en Chad cuando desde una altura de 121 millas otra estructura claramente circular apareció en mi pantalla. Una vista más cercana mostraba una estructura aparentemente típica de un impacto, no volcánica. Localizar un cráter de impacto no tenía ningún mérito si este ya era conocido, así que debía comprobarlo y visité la lista de cráteres de impactos de la Universidad de Bruswick, en Canadá, sin que coincidiera con ninguno de los conocidos.
El primer cráter visto desde 20km de altura
Decidí volver a las alturas y en pocos segundos una mancha sospechosa a apenas 50km de distancia del cráter anterior llamó mi atención. Me acerqué y enseguida me di cuenta de que a primera vista las características coincidían nuevamente con las de un cráter de impacto. Este cráter tampoco figuraba en la lista de la Universidad de Brunswick. No podía ser tan fácil. ¿No estaría sufriendo un estado de excitación que me haría ver cráteres de impacto por todas partes?
Busqué más información en Internet, encontrando otra web
http://www.impact-structures.com dirigida por dos geólogos, Kord Ernston de la Universidad de Würzsburg y el español Fernando Claudín, del Museo de Geología de Barcelona, y enlazaban con una base de datos más actualizada que la canadiense y envié las imágenes en espera de algún comentario.
La respuesta de Fernando Claudín fue casi inmediata. Según el geólogo "la circularidad por si sola no es un criterio que baste para identificar una estructura como de impacto", si bien en el primer cráter observa "un anillo externo cuyas capas parecen inclinadas hacia el exterior (buzamiento radial a partir del centro de la estructura), y un anillo interno o levantamiento central" Y finalmente concluye "No me parece una estructura volcánica".
Respecto al segundo cráter comenta que "menos marcado que el anterior, también me parece apreciar dos anillos, uno externo y uno interno, en este caso surcados por caminos (lo que en principio es bueno ya que significa, a priori, afloramientos). La zona central parece deprimida (delimitada por el anillo interno)".
El problema para realizar la confirmación es básicamente económico: Es necesario que acudan los geólogos al lugar para comprobar si existen "brechas, diques de brechas, conos astillados, metamorfismo de impacto, etc."
El segundo cráter desde unos 5000 metros de altura
Lo mejor para mi estabilidad emocional fue sin duda que según Claudín "no parece que estés afectado por la fiebre de impactos. Hay base más que suficiente para empezar a investigar".
Así pues tenemos dos cráteres que, tienen todo el aspecto de haber sido causados por impactos de asteroides, pero necesitan de una visita para obtener la confirmación.
Estaban bastante cerca el uno del otro
Debía de haber un error en alguna parte. A pesar de todas las precauciones que había tomado no podía creerme que yo hubiera sido el primero en ver esas dos estructuras tan claras, así que quisé localizar más información sobre cráteres de impacto en Chad. Tras poner las palabras -en inglés- en el buscador aparecía el cráter de Aorounga, un cráter que naturalmente figuraba en las bases de datos que había consultado. Lo curioso fue que encontré un artículo sobre Adriana Ocampo, una investigadora del JPL de la NASA que mediante imágenes de radar había detectado varios impactos más junto a Aorounga, que era necesario confirmar. ¿Sería posible que mis cráteres formaran parte de esa cadena? Nuevamente abrí el programa me dirigí a Aorounga y elevé la vista lo suficiente como para que todos los cráteres aparecieran en la pantalla, pues hay 300km de distancia entre ellos ... y ¡ Todos estaban en línea!
Dejé pasar un tiempo esperando más confirmaciones. No quería publicar algo que después resultara un fiasco. Pero los canadienses no respondían a mis mensajes. Fernando Claudín quería que Kord Ernstson también diera también su opinión, así que esperé (im)pacientemente hasta que su opinión llegó "¡ Felicidades ! Las estructuras que has descubierto son muy prometedoras!". Según Kord "el que haya dos cráteres más en la línea de Aorounga es fantástico", algo parecido al la línea de impactos que están estudiando en Azuara, entre Teruel y Zaragoza.
Finalmente recibí un email de Jason Hines, Data Manager de la
Base de Datos de Estructuras de Impacto de la Universidad de Brunswick. "Parece que has encontrado unas estructura de impacto candidatas", dice, pero insiste "tomar muestras del lugar de indicios de impacto es el mejor método de confirmar el origen de un impacto".
La historia continúa. En estos momentos sigo esperando respuestas de los canadienses, de David Morrison (reponsable de la web de la NASA
http://impact.arc.nasa.gov) y de Adriana Ocampo, a quien el descubrimiento de estos cráteres podría ayudar a confirmar su teoría si todos los cráteres tuvieran la misma datación.
Lo más importante de esta historia probablemente sea el que gracias a un software de distribución gratuita es posible para cualquiera realizar una búsqueda de estructuras semejantes. Probablemente tuve suerte, ya que después de este éxito inicial he pasado horas recorriendo África sin resultado.
De cualquier forma, si se decide a buscar cráteres de impacto, asegúrese de no confundirlos con volcanes, compruebe las listas de impactos ya conocidos, o posibles candidatos y entonces, sólo entonces: ¡consulte con su geólogo!
Buena caza.