(Traducción biografía, más o menos exacta, del francés)
JAN HUS reformador de la Iglesia
(Juan Hus, en castellano)
¿Quién fue Juan Hus?
Antes de tratar de ofrecer una respuesta, hay que tener en cuenta que en 1414 se reunió en la ciudad alemana de Constanza un Concilio
eclesiástico cuyas sesiones duraron hasta 1418.
El Concilio de Constanza consiguió la abdicación de dos de los Papas existentes - Juan XXIII y Gregorio XII -, y excomulgó al renuente Benedicto XIII - español cuyo nombre era Pedro de Luna. Al mismo tiempo, proclamó la superioridad del Concilio sobre el Papa, terminando el cisma de Occidente.
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Dicho Concilio condenó a la hoguera al sacerdote checo Juan Hus por herejía.
El seis de julio de 1415, Juan Hus fue quemado vivo y sus cenizas lanzadas al río que atraviesa Constanza.
Lo curioso del hecho es que el sacerdote católico checo fue condenado en un momento de cisma papal y por una asamblea eclesiástica que, al identificarse con el denominado conciliarismo y su supremacía frente al Sumpo Pontífice, también violó heréticamente uno de los dogmas de la fe católica.
Desde aquel entonces, muchos checos, especialmente los de orientación evangélico-protestante, anticatólica o atea, consideraron la muerte de Hus como una injusticia histórica pendiente de rectificación o rehabilitación.
Se solía olvidar que Juan Hus fue condenado principalmente debido a su intransigencia en algunos puntos considerados por el Concilio de Constanza como dogmáticamente erróneos. También se olvidaba que Juan Hus murió heróicamente, considerándose un sacerdote católico.
No fundó, ni pretendió nunca fundar otra iglesia, ni tampoco fue un reformador como Lutero.
Biografía :
Hus - nacido alrededor de 1372 en Husinec, Bohemia del Sur (que hoy forma parte de la República Checa) - llegó a Praga entre los años 1386 y 1390. Se desconocen datos exactos de su vida y sus estudios universitarios en el período citado. Sólo sabemos que luego fue calificado por el propio Hus como "período de los años de locura estudiantil".
La carrera universitaria de Hus fue rápida. El papel decisivo lo desempeñaron la diligencia, la voluntad y la perseverancia con que trataba de responder a los problemas de su época. Encontró en las obras del pensador inglés, John Wyclif, inspiración y autoridad, como muchos profesores de la Universidad praguense.
Al estudio de las obras de Wycklif, Hus se dedica especialmente entre los años 1396 y 1398. Se conservaron notas y glosas, con las que Hus acompañó su lectura de los textos de Wyclif. En muchas ocasiones se trata de verdaderas exclamaciones entusiastas.
Hus fue ordenado sacerdote en 1400. Un año más tarde, fue nombrado decano de la Facultad de arte, y en 1409 rector de la Universidad praguense.
Entretanto, en 1403 los maestros alemanes provocaron en la Universidad una disputa sobre los textos de Wycklif, logrando la condena de algunas enseñanzas suyas. Este hecho indignó mucho a Hus, quien declaró que todos los que falsificaban el legado de Wyclif deberían ser quemados vivos en la hoguera. cortina
Entre los años 1400 y 1402 Juan Hus predica en la Iglesia de San Miguel, demostrando su elocuencia y dotes oratorias. Critica severamente toda una serie de vicios, principalmente la fornicación, la usura y la brujería. En especial, no le gusta la danza, y por lo tanto exige su prohibición oficial.
Este puritanismo es explicable por los remordimientos de Hus en relación con sus disparates juveniles y estudiantiles. Al mismo tiempo, comienza a utilizar un vocabulario demasiado expresivo, popular y ergotista. Sin embargo, los sermones de Hus en aquella época no sobrepasaban el marco de la ortodoxia católica.
Hus se convierte en uno de los predicadores más famosos de Praga. Gracias a esta fama comenzó a actuar en la denominada Capilla de Belén a la que solían concurrir no sólo gente sencilla, sino también aristócratas de influencia y parte de la burguesía capitalina. Entre los auditores de Hus se encontraba también la reina Sofía, esposa del soberano checo, Wenceslao Cuarto (Wenceslav IV), del que hay una estatua eqüestre y una gran plaza en Praga.
La extraordinaria sugestividad de los sermones de Hus testimoniaba su capacidad de responder a la sensibilidad de las masas. Este don le permitió manipular facilmente a los auditores, inculcarles todo tipo de argumentos e influir sobre su forma de pensar.
El abismo entre la imagen real de la Iglesia y la iglesia idealizada de los "Hechos de los Apóstoles" y los maestros eclesiásticos estaba profundizándose, debido a lo cual la desilusión de Hus comenzó a prevalecer sobre la orientación hacia una reforma legítima. A este desvío contribuyó notablemente el carácter de Hus que se destacaba por una gran emotividad y tendencia hacia un realismo extremista.
Al estudiar en 1408 la obra de Wyclif "De la Verdad de las Sagradas Escrituras", Hus se sintió como si se le hubieran abierto los ojos. Esta comprensión se debió a la permanente frustración que le provocaban los profanos abusos de la administración eclesiástica - en especial, el negocio con las indulgencias.
La frustración provocó en Hus cierto regreso hacia el cristianismo primitivo, y el propio texto de la Sagrada Escritura se convirtió en el criterio único de la verdad. Y este principio puede aplicarse sólo mediante la denominada "explicación libre de la Escritura", explicación que obedece solamente a la conciencia subjetiva. Sólo lo que de ella coincide con la Escritura es verídico - todo lo demás es casual, incorrecto.
La lamentable situación en que se encontraba la Iglesia eurooccidental y su cisma papal, parecía como si confirmaran esas conclusiones de Hus.
En vista de la crisis disciplinaria e institucional que atravesaba la Iglesia Católica antes de 1415, Hus comenzó a identificar a sus seguidores y a sí mismo con Jesucristo y sus Apóstoles. A los auditores les exhortaba a la imitación fanática del Maestro, mientras que a sus adversarios les denominaba "fariseos, saduceos", y al Papa "encarnación del Anticristo".
Desde 1379, toda la iglesia occidental se debatía entre excomuniones provocadas por la existencia de dos papas. Entretanto, el emperador romano-germánico, Segismundo - hermano del Rey Checo, Wenceslao Cuarto - dispuso en 1403 que los cristianos europeos no obedecieran bula papal alguna. Y en 1409, los cardenales de la fracción se rebelan y declaran "herejes" a los dos papas existentes.
Para colmo de desgracias, Hus es anatematizado por el tercer papa - el ilegítimo papa de Pisa (Juan XXIII), que le convoca inválida e ilegítimamente al Concilio de Constanza: el mismo concilio que destrona, primeramente, a su convocador por hereje, y que posteriormente, partiendo del dudoso concepto de la legitimidad conciliarista, condenaría también a Juan Hus.
Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, la actitud de Hus frente al citado Concilio de Constanza puede ser calificada de absurda e irónica. Hus rechaza la acusación de herejía y exige que el concilio le enseñe la verdad.
Pero Hus sabía muy bien que este tipo de concilio no podía darle una respuesta adecuada al problema de las enseòanzas de su amado pensador inglés, John Wycklif. Tenía que saber que su intransigencia frente al Concilio no tendría otra solución que la excomunión y la muerte. Tanto más que siguió remitiéndose al destino terrestre de Jesucristo.
Juan Hus se identificó con Jesucristo como adversario de los fariseos y saduceos. Pensaba que mientras que más maldijera a la Iglesia institucional, más fiel sería al legado de Cristo. No le importaba que las acusaciones planteadas por el Concilio fueran infundadas, o no. El Concilio era para Hus un tribunal semejante al que había condenado a Cristo.
Resumiendo el problema, podemos decir que Hus no fue un hereje típico, pero padecía de una indignación endémica y existencialista frente a la actuación profana de la Iglesia a todos los niveles. La cuestión de entablar un diálogo y buscar una solución común no era su problema. La sincera cuestión pastoral, psicológica e intelectual "¿por qué piensas o haces esto?", que debe anteceder cualquier análisis o veredicto, para Hus no existía.
Sin embargo, el diálogo era en su época algo totalmente desconocido. Al contrario, dialogar con los sospechosos estaba prohibido y era muy peligroso. La idea conciliatoria no podía garantizar al espíritu dialogante: los concilios de Pisa y de Constanza lo demostraron muy elocuentemente.
La época de Juan Hus carecía de antecedentes acerca del diálogo como camino hacia la verdad - conocimiento que se registró tan sólo en el Concilio de Basilea, entre los años 1431 y 1449. Sus padres espirituales y partidarios de un diálogo abierto fueron los cardenales Cesarini y Nicolás de Cusa. Pero ni siquiera en este Concilio se impuso la idea de un diálogo eclesiástico - diálogo que tardaría más de 500 años en prevalecer, y ello en el Concilio Ecuménico "Vaticano Segundo". Con la emisión de los documentos "Lumen gentium" y "Dei verbum", se ofreció la enseñanza sobre "lo mejor y más aceptable" que tan enérgicamente exigiera Juan Hus en 1415, en el Concilio de Constanza, pagando dicha exigencia con su propia vida e inspirando en su patria, sin haber podido intuirlo, una fratricida guerra religiosa de los husitas checos.
Pero ni siquiera en el Concilio Vaticano Segundo la causa de Juan Hus quedó concluida definitivamente. Desde el punto de vista formal, faltaban todavía casi 40 años para ponerle punto final al problema que dividía a los checos ya desde el siglo XV.
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Viernes, 17 de diciembre de 1999
Bajo los auspicios de la Santa Sede, se reúne en la Universidad Papal de Letrán, en Roma, un Simposio Internacional sobre Jan Hus. En el discurso del Santo Padre, dirigido a los participantes en el simposio, se utiliza la versión checa del nombre de Hus, es decir, Jan.
DECLARACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
"Es para mí motivo de gran alegría dirigiros mi saludo cordial en ocasión de vuestro Simposio sobre Jan Hus, que constituye una ulterior e importante etapa para una comprensión más profunda de la vida y la obra del conocido predicador bohemio, uno de los más famosos entre los muchos ilustres maestros que salieron de la Universidad de Praga. Hus es una figura memorable por muchas razones. Pero sobre todo, su valentía moral ante las adversidades y la muerte, lo ha convertido en figura de especial importancia para el pueblo checo - también él duramente probado a lo largo de los siglos." Así inauguró su discurso el Papa Juan Pablo Segundo, prosiguiendo:
"Hoy, en vísperas del Gran Jubileo, siento el deber de expresar mi profunda pena por la cruel muerte infligida a Jan Hus, y por la consiguiente herida, fuente de conflictos y divisiones, que se abrió de ese modo en la mente y en el corazón del pueblo bohemio. Ya durante mi primera visita a Praga expresé la esperanza de que se dieran pasos decisivos en el camino de la reconciliación y de la verdadera unidad en Cristo. Las heridas de los siglos pasados deben curarse con una nueva mirada en perspectiva y con el establecimiento de relaciones completamente renovadas."
Al evaluar el sentido del trabajo del Simposio y de la Comisión Ecuménica, constituida hace algunos años por el Primado Checo Cardenal Miroslav Vlk con el objetivo de identificar de modo más preciso el lugar que Jan Hus ocupa entre quienes aspiraban a la reforma de la Iglesia, el Papa Juan Pablo Segundo constató:
"La historiografía se ve entorpecida a veces por presiones ideológicas, políticas o económicas; como consecuencia de ello, la verdad se oscurece y la historia misma termina por convertirse en prisionera de los poderosos. El estudio auténticamente científico es nuestra mejor defensa contra esas presiones y contra las distorsiones que pueden producir. Es verdad que es muy difícil llegar a un análisis de la historia absolutamente objetivo, dado que las convicciones, los valores y las experiencias personales influyen inevitablemente en su estudio y exposición. Sin embargo, esto no significa que no se pueda llegar a una revisión de los eventos históricos que sea realmente imparcial y, como tal, verdadera y liberadora," - declaración del 17 de diciembre de 1999, en Roma, del Papa Juan Pablo Segundo.
Al mensaje del Papa Juan Pablo Segundo, se sumó una declaración conjunta del Primado Checo, Cardenal Miroslav Vlk, y el Primer Presbítero del Sínodo de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos, Pavel Smetana.
Al final de la declaración, los jerarcas de dos comunidades eclesiásticas checas - la católica y la evangélica - expresan que precisamente en los umbrales del Gran Jubileo quieren compartir la alegría frente a la gran señal de la esperanza destinada a toda la nación checa.
La insistencia de Hus en la integridad moral, el amor hacia la verdad y la fidelidad a la voz de la conciencia constituye un legado vivo también para la época contemporánea - se constata textualmente en la declaración común.
Después de casi 600 años de polémicas ideológicas y disputas teológicas que dividían a la nación checa, el tema del legado de Jan Hus se aproximó a su solución reconciliadora.
Lógicamente, el trabajo de los historiadores, así como las declaraciones de los jerarcas eclesiásticos no pueden confortar a los medios de comunicación sensacionalistas ni ofrecerles una especie de "rehabilitación", o " beatificación católica".
Es un hecho alentador que la Iglesia católica ya no considere "hereje" a Jan Hus y que reconozca su integridad moral.
También la Iglesia Católica puede identificarse con las palabras del Presidente de la República Checa, Václav Havel, pronunciadas en Roma, en ocasión del simposio sobre Jan Hus:
"La adhesión intrínseca de Hus a la Verdad sigue constituyendo un reto duradero para el legado espiritual de la nación checa. El principio de la responsabilid personal representa un gran aporte de Hus a la historia europea".